ChatGPT: la inteligencia artificial (IA) en la escuela

 

El curso escolar 2022-2023 se iniciaba durante el mes de septiembre con inseguridad e incerteza por parte de la comunidad educativa ante los cambios conceptuales que la LOMLOE introducía sobre la ya conocida Ley 2/2006 Orgánica de Educación. Dicha norma recoge términos como “competencia específica”, “resultados de aprendizaje” o “perfil de salida” que encierran en sí una nueva manera de enseñar, aprender y en definitiva de entender el sistema educativo y el proceso de enseñanza aprendizaje.

Pocos meses después, recientemente iniciado el año 2023 y cuando la comunidad educativa se encuentra todavía en proceso de asimilar esta nueva terminología, prensa, redes sociales y medios de comunicación en su conjunto se hacen eco de la existencia de una nueva aplicación desarrollada por la inteligencia artificial ChatGPT que pone en jaque nuestra manera de entender el sistema educativo, no aquel que estábamos dejando atrás, sino este, el actual, el que estamos implementando y al que llamamos “competencial”. ¿Pero realmente es así?, ¿una aplicación desarrollada por la inteligencia artificial puede hacer tambalear todo el potencial humano que existe en cada uno de los centros?

Podríamos parafrasear el título de una famosa película de los años 50 y preguntarnos sobre la educación y el sistema educativo “Quo Vadis”. ¿Dónde vas? Pero sin miedo y aceptando los retos que la innovación y la experimentación nos depara.

¿Por qué sin miedo? ChatGPT no será ni el primer ni el último avance tecnológico que nos haga dudar sobre aquello en lo que creemos y sobre lo que trabajamos día a día, pero sí puede hacer replantearnos muchos aspectos sobre los que habrá que incidir en las aulas. Dicho esto, ¿la solución es prohibir su uso? o ¿debemos aprender a convivir con la inteligencia artificial? Sin duda alguna, la senda a recorrer es la de la convivencia. ¿Pero cómo convivir con una herramienta que da respuesta a cualquier pregunta?

Hemos iniciado este artículo hablando del aprendizaje competencial, que no son más que todas las habilidades, destrezas y saber hacer que van a facilitar al alumnado enfrentarse a los retos que la vida les demanda. No solo competencias técnicas, sino también todas aquellas habilidades, las denominadas soft skills, que son necesarias para vivir en un mundo cambiante y complejo como son la empatía, el trabajo en equipo, la integridad, la adaptabilidad. ¿Puede la inteligencia artificial sustituir al profesorado y guiar al alumnado para conseguir estas habilidades?

En nuestra opinión, no. Y no, porque muchas de ellas dependen de algo que es insustituible y que es razón de ser de la escuela: la relación interpersonal. Relaciones interpersonales que se generan entre el profesorado y el alumnado y entre el propio alumnado, únicas e irrepetibles, que no pueden ser sustituidas, pues parten de la propia naturaleza del ser humano como ser social.

Es por ello, que ChatGPT y lo que queda por llegar no va a incidir en lo que ya tenemos planteado para nuestro sistema educativo actual: la adquisición de unas competencias constituidas por aprendizajes, conocimientos, habilidades y actitudes que permitan al estudiantado llevar a cabo su plan de vida, convivir en armonía y participar activamente en la vida social.

Es por ello, que debemos recibir a ChatGPT no como una amenaza, sino como un elemento esperado que nos reafirma en el camino escogido. Que nos apresura a modificar nuestra metodología incidiendo en que nuestro alumnado pueda usar estas herramientas en su propio beneficio, utilizando la información que proporciona para transformarla, creando su propio conocimiento. La reflexión crítica y creativa, la participación constructiva, y el aprender a aprender, que les permita seguir avanzando en su aprendizaje, se tornan, más que nunca, indispensables.

Pero si ChatGPT influye en la metodología, más va a influir en la evaluación. Instrumentos hasta ahora utilizados, como los trabajos escritos, en muchos casos deberán ser sustituidos por otros donde la oralidad y la inmediatez tengan un especial protagonismo. Donde la evaluación personalizada sea más que nunca personalizada, y se evalué ese valor añadido que el alumnado proporciona a la simple información almacenada. No sobra decir, que alcanzar esa evaluación constituye un reto de nuestro sistema educativo, que para hacerla realidad, implica más tiempo de dedicación y, por tanto, mayor número de profesorado.

En resumen, ChatGPT ha llegado y su incipiente incursión en el ámbito educativo nos va a traer nuevos desafíos que si no son inesperados, van a requerir apresurar el camino iniciado. Nunca antes nuestra sociedad ha cambiado tanto y en tan poco tiempo. A nadie se le escapa que esos cambios vienen de la mano de la tecnología, y la educación, como eje fundamental de la sociedad, deberá cambiar para que pueda seguir cumpliendo con su función esencial de proporcionar bienestar individual y colectivo.

Soledad Sempere Espí
José Manuel Cabrera Delgado
Miembros de la Comisión Permanente de Adide Federación

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